Télam

Con Cristina, Soberanía

Con Cristina, Soberanía

La conmemoración y el recuerdo de los caídos al cumplirse 30 años del inicio de la Guerra de Malvinas es cualitativamente distinta a aniversarios anteriores. El rasgo principal es que nunca como en la actualidad un gobierno realizó tantas acciones por recuperar la soberanía efectiva e integral de la Nación argentina y su patrimonio. En este sentido, es clave seguir apelando a la memoria histórica para entender de qué país venimos y por qué valoramos tanto el rumbo iniciado por Néstor Kirchner y profundizado por la compañera Cristina.
Hace tan sólo diez años la Argentina discutía si pagar los servicios de la deuda externa con parte de nuestro territorio, entregando pedazos de la Patagonia para responder a las obligaciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional. Nuestro país estuvo al borde de la disolución nacional. En ese contexto, la causa Malvinas no era ni siquiera un recurso declamativo.
Ha transcurrido tan sólo una década. Gran Bretaña se inquieta cada día más por la creciente presión diplomática internacional para que se avenga a discutir, no sólo la soberanía de nuestras Islas, sino también su condición de potencia colonialista, la militarización del Atlántico Sur y la depredación de los recursos naturales. Envían ahora un buque destructor mientras América Latina a través de la UNASUR, y con el respaldo de países como Rusia y China, redoblan el reclamo argentino, reafirman la vocación latinoamericana de preservar a la región como zona de Paz y al mismo tiempo profundizan la estrategia común para la defensa de nuestros recursos energéticos, minerales, el agua y la biodiversidad.
Semanas atrás, al aprobarse la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, los técnicos del Fondo tuvieron que cerrar la oficina desde la cual impusieron los lineamientos financieros y monetaristas al BCRA durante más de treinta años. Acto seguido, Obama dispuso la eliminación de preferencias arancelarias a la exportación de productos argentinos por no someternos al CIADI, y junto con la Unión Europea impulsaron desde la Organización Mundial de Comercio una resolución contra la Argentina por las trabas impuestas a las importaciones de los países que pretenden sortear la crisis a costa nuestra. Los países del BRICS se negaron a firmar la extorsión. Desde adentro y afuera el poder real pretende limar el prestigio de Cristina: golpean permanentemente con el propósito de crear un clima de violencia, inseguridad, desasosiego e incertidumbre en la población.
Le resulta intolerable al imperialismo la recuperación soberana de quien fue su mejor alumno. El vocero de la Embajada Joaquín Morales Solá está indignado porque nuestro país es miembro del G-20 sin someterse a "la revisión anual del FMI, violando las reglas de la OMC, desconociendo los fallos del CIADI, y sin saldar la Deuda con el Club de París". Que dirá si el gobierno finalmente recupera una parte sustancial del patrimonio energético al tomar control de un símbolo nacional como lo es YPF. En este caso, como en cada paso cotidiano, Cristina y su núcleo de gobierno estudian la forma de evadir las trampas legales y jurídicas del modelo concebido para la entrega gestado durante la dictadura y sellado en los '90, que puso a nuestro país de rodillas frente a las transnacionales.
Pero será la correlación de fuerzas la que finalmente definirá el grado de profundización del Proyecto Nacional. "Para ir por todo, todos tenemos que entender todo", advirtió Cristina recientemente. Es casi milagroso lo conquistado durante estos años, si pensamos en las transformaciones estructurales que se han producido sin contar con la fuerza política frentista que impulse y sostenga esos cambios. Meses antes de morir, Néstor nos dijo que sólo habíamos hecho "un 10% de lo necesario". Cristina se ha propuesto ser el puente entre las viejas y las nuevas generaciones, para que estas asuman los nuevos desafíos. Al recordar a los héroes de Malvinas, habló del valor y la disposición a la lucha de la juventud, cuya conciencia comenzó a despertar el 25 de mayo de 2003. Han transcurrido menos de diez años, y qué diferente es el presente.
Hoy más que nunca debemos preservar a Cristina y armarnos de mayor conciencia y organización para defender los cambios alcanzados y avanzar hacia nuevas y mayores conquistas soberanas para nuestro pueblo y la Nación


 



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