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Militancia de base, no marketing vacío
A diferencia de los partidos que invierten recursos en spots y propagandas, Izquierda en Marcha ha priorizado el contacto cotidiano: recorridas casa por casa, actos culturales en plazas, encuentros con cooperativas y charlas en sindicatos. Esa cercanía genuina se traduce en un mapa de necesidades realista y en propuestas construidas "desde abajo", no copiadas de manuales lejanos. -
Compromiso con la transparencia y el control ciudadano
La Junta Departamental debe ser un espacio de fiscalización y de impulso de políticas públicas, no un club de acuerdos oscuros. Izquierda en Marcha propone mecanismos de rendición de cuentas periódicos, audiencias abiertas en cada alcaldía y la publicación accesible de cada gasto y compra. Gobiernan con la lupa puesta en cada peso. -
Agenda social integral
Más allá de los reclamos puntuales, el colectivo articula ejes que se retroalimentan:-
Vivienda digna: impulso a cooperativas, articulación con MEVIR y normativa de uso de suelo social.
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Trabajo justo: compras municipales a productores locales, fondos rotatorios para microemprendimientos y apoyo técnico a feriantes.
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Cultura y educación popular: centros culturales barriales, talleres de oficios y espacios para expresiones artísticas de base.
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Defensa de los derechos vulnerados
Izquierda en Marcha no olvida a los que suelen quedar atrás: personas mayores, migrantes, colectividades afrodescendientes y rubros informales. Sus propuestas incluyen acceso al transporte social, creación de un observatorio de discriminación y programas de alfabetización digital para adultos mayores. -
Visión ecosocial
La defensa del medio ambiente no es un adorno: es política de futuro. Promueven energías limpias en edificios públicos, protección de humedales y un plan de manejo de residuos basado en la reducción, reutilización y reciclaje, con participación activa de cooperativas locales.
En definitiva, votar a Izquierda en Marcha es respaldar un proyecto de poder popular: una fuerza que no viene a administrar migajas, sino a reorientar los recursos y la toma de decisiones hacia quienes históricamente han sido postergados. Es elegir representantes que rinden cuentas ante la comunidad y que convierten la Junta Departamental en un espacio de deliberación constante.
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